A los músicos los acompaña la música en sus vidas, pero a nosotros con ellos también  

Sesenta músicos, un director y un repertorio de marchas procesionales. Éstos son los protagonistas del maravilloso concierto de la Joven Orquesta de Cuenca celebrado en la Iglesia de estilo románico de Albendea, un pueblo pequeño de pocos habitantes que jamás pensaron que iban a vivir, sin salir de su pueblo, un concierto en vivo y en directo. María Jesús, residente desde hace muchos años en el pueblo, cuenta su emoción al verlos, “no lo voy a volver a ver nunca en mi vida porque eso no se repite en un pueblo como Albendea, fue una maravilla, algo precioso”. 

Violines, violas, clarinetes, flautas traveseras, trompetas o platillos son algunos de los instrumentos que, junto con la ayuda de los músicos, consiguen provocar escalofríos en los espectadores que escuchan con atención. 

La música es arte y el arte se siente. Los músicos que conforman la agrupación son conscientes de la gran entrega que deben tener para que todos los instrumentos suenen coordinados entre sí. Ensayo tras ensayo para que todo salga según lo esperado. 

Formar parte de la JOC, un aprendizaje continuo 

Estas jóvenes promesas sienten que estar dentro de la orquesta es una gran oportunidad para crecer profesionalmente. Víctor Cañas y Elisa Martínez son dos de los músicos que la integran, él toca la flauta travesera y ella el violonchelo, y así lo confirman. Ambos recomiendan a sus compañeros formar parte de ella porque “es un avance más rápido”, confiesa el chico, y “los nervios disminuyen”, añade la chica.

La Joven Orquesta de Cuenca (la JOC) tocando en la Iglesia “Nuestra Señora de la Asunción” de Albendea.

El director titular, Don Manuel Murgui, los ha seleccionado uno por uno tras realizarles una prueba de nivel para comprobar que tienen la suficiente capacidad y formación para pertenecer a la joven orquesta. 

Los nervios y las inseguridades del principio siempre suelen estar presentes. A pesar de ello, con el tiempo la incertidumbre de los primeros días va desapareciendo. 

De forma eventual, Pablo Martínez Valiente tiene la suerte de dirigir la orquesta. Uno de esos días es hoy, en su propio pueblo. Él lleva formándose desde los 8 años, cuando comenzó a tocar el fagot y el violín. Más tarde empezó a estudiar dulzaina, pero se quitó de fagot por no poder abarcarlo todo, ya que tocar un instrumento conlleva muchas horas de práctica y dedicación, además de pasión por la música. 

Para los músicos, ser parte de una orquesta significa formar parte de una familia. Las ganas, la ilusión y el amor por la música les caracteriza, así lo declara Pablo Martínez. “Son unos enamorados de la música y al final te lo acaban transmitiendo también a ti. Es una simbiosis entre ellos y el público, son unos fenómenos en ese sentido”, remarca Martínez. 

En este caso, las marchas están adaptadas por él mismo, pero ellos se ajustan con facilidad a todo tipo de repertorios, desde lo clásico hasta bandas sonoras de películas, pasando por música de carnaval, el abanico es muy amplio. 

Pablo Martínez no solo triunfa al dirigir la orquesta, sino que también tiene un don para crear piezas musicales desde cero, una de ellas es Señor del Miércoles Santo.

Los músicos, concentrados en sus partituras y, a la vez, mirando al director.

La Joven Orquesta de Cuenca se fundó en 1991 y para todos los integrantes es un orgullo formar parte de ella, así lo confirma Víctor Cañas: “Teniendo en cuenta que es la única Joven orquesta de Castilla – La Mancha, que tiene 30 años la orquesta, y yo llevo ocho años, para mí es como una segunda familia y cada vez que puedo vengo a Cuenca a tocar con ellos”. 

 Lo que se aprende en las orquestas va más allá de lo meramente musical. Martínez ha asegurado que en ellas también se enseñan valores como el compañerismo y el trabajo en equipo. 

 Además, la música tiene la capacidad de salvarnos y hacernos sentir mejor cuando nada más es capaz de hacerlo. “Lamentablemente en algunos casos, hemos tenido personas con bastantes problemas a los que la orquesta les ha ayudado a seguir para delante”, asegura Pablo Martínez. 

 Con este concierto se cierra la etapa de las Marchas Procesionales, pero después ya tienen programado alguno más, con un repertorio diferente.

La belleza de la música es la única que no envejece.

El pueblo de Albendea aplaude la iniciativa 

Para un pueblo como este supone una gran satisfacción. Así lo ha confirmado su alcalde, Luis Enrique Pérez: “tenemos las mismas costumbres a nivel cultural, a nivel de patrimonio, y esto ha sido importantísimo para todos los vecinos de Albendea”. 

 Con este acto musical, los habitantes de Albendea se han quedado con muy buen sabor de boca y se preparan para otras actividades culturales que se harán en los próximos meses. Una de ellas es el 9 de julio, “va a haber un certamen de bailes regionales de toda la zona de la alcarria” anuncia el alcalde Luis Enrique Pérez. Después de la competición se hará una fiesta y se convidará a todos los participantes. 

Recientemente en el pueblo también se ha reformado una de sus plazas. Éste es solo uno de los avances que se están haciendo para mejorar la forma de vida de los “albendurrios”, que es como se hacen llamar. Esto es Albendea, un pueblo pequeño, pero con mucha vida. 

La plaza reformada, junto con la Iglesia de Albendea, una panorámica “nueva” para el pueblo.

El pueblo tiene gran trabajo por delante. Su alcalde así lo ha asegurado y lo único que pide es que “para dar una continuidad al pueblo tiene que ser el mismo pueblo el que se implique en todo, cualquier esfuerzo, aunque sea insignificante, es de agradecer”. Para ello “hay que cambiar mentalidades” y “la ayuda de uno sumada a la de todos es lo mejor que puede haber para dar salida”, añade. 

 El mundo rural debe tener las mismas oportunidades que el urbano, por eso el pueblo lucha por estar en las mismas condiciones. Un ejemplo de ello es la reapertura de la escuela en el año 2020, tras estar ocho años cerrada. ¡Qué mejor que los niños para dar alegría a las calles!